jueves, 13 de diciembre de 2012

"Panegírico", de Guy Debord


Son habituales en el revolucionario el tono perentorio, el uso de la gama de colores más oscura, la certeza de vivir en el peor de los mundos posibles. Enfrentarse al mundo es una temeridad condenada a la derrota, pues sus recursos son ilimitados y es casi imposible mantenerse puro frente a su contacto. Por otro lado, hay un enorme atractivo en verse como un luchador frente a un poder irresistible, en vivir peligrosamente. ¿Y puede haber un horizonte más radiante, por lejano que esté, que purgar al mundo de todo lo malo que hay en él? En la ruleta de la lucha revolucionaria todo se juega a un número pero con la astucia de poder impugnar el sistema en caso de pérdida: si gana se lo lleva todo; si pierde, ha sido víctima de un amaño.

Guy Debord pertenece a un sector de revolucionarios que podríamos llamar "discursivo". Su obra, exigua pero muy influyente, fue decisiva en el movimiento de mayo del 68. Alrededor de su grupúsculo, la Internacional Situacionista, se juntaron una serie de brillantes pirados pródigos más en gestos que en obras. Debord trata todo esto muy a vuelapluma en su breve y excelente autobiografía Panegírico. Más bien se centra en algunos rasgos de su carácter, en breves apuntes de su vida, en algunas reflexiones sobre todo ello y en intercalar citas. Abundan las relacionadas con la estrategia militar, una de las obsesiones de Debord, quien llegó a inventar un juego de estrategia, el Kriegspiel. Ya algunos le acusaron de ser un astuto y esquivo jugador de ajedrez que movía a las personas desde la sombra.

La imagen que de sí mismo ofrece es algo diferente: una gran inteligencia que muy esporádicamente se encauza en una obra concreta y que tiende por el contrario a la pereza, la bebida y las malas compañías -¿y quién no? Debord se deleita en la descripción de los muy variados personajes que se ha encontrado en las zonas menos recomendables de las ciudades por las que ha pasado. Y elogia las virtudes de los litros y litros de alcohol que ha ingerido en busca de "lo que hay más allá de la ebriedad violenta, una vez se ha franqueado ese estadio: una paz magnífica y terrible, el verdadero sabor del paso del tiempo". Pocas apologías del borracho habrá más elocuentes aunque no puedo evitar pensar que, en este aspecto, Debord se muestra un tanto ancien régime respecto a los jóvenes que en esos mismos años exploraron las maravillas de los alucinógenos. Pero, en fin, no puedo dejar de entenderlo: su culpa es la mía.

Debord enlaza su estilo claro y elegante con la prosa clásica francesa. Abundan en el texto las citas de distintos memorialistas, de Montaigne y, fuera de las letras francesas, de autores muy de su predilección como Gracián y Clausewitz. El Tomo segundo se compone únicamente de fotografías, tal vez a la manera de Breton en Nadja, quien así se ahorraba las descripciones. Hay imágenes del autor, de algunos de sus amigos y, sobre todo, de los lugares por los que se ha movido. Todo ello compone un breve volumen excelentemente escrito que recorre de manera caprichosa los hitos de una vida. Y es que no es necesario dar muchas vueltas, resume un socarrón Debord,

Tengo una clase de espíritu que de entrada me lleva a asombrarme de ello, pero hay que reconocer que muchas experiencias de la vida no hacen más que corroborar e ilustrar las ideas más convencionales, que ya antes habíamos podido encontrar en numerosos libros, pero sin darles crédito. Evocando lo conocido por uno mismo, no hará falta, por tanto, buscar exhaustivamente aquella observación nunca realizada o la paradoja sorprendente. (p. 109)

Guy Debord, Panegírico. Tomos Primero y Segundo
Prólogo de Greil Marcus
Traducción de Mireya Hernández Pozuelo, Tomás González López, Amador Fernández-Savater y Álvaro García-Ormaechea
Acuarela Libros & A. Machado Libros

4 comentarios:

  1. Lo voy a leer lo antes posible!!! Un gusto leerte de nuevo!

    ResponderEliminar
  2. Seguramente tambien andas con varios proyectos. Ya no tienes tanto tiempo para publicar. Yo estoy igual, he fundado una galeria de arte, que se convertira' en un movimiento en unos meses. Espero seguir en contacto contigo porque pienso viajar pronto a Espana, y hacer algo por alla.

    Recibe saludos cordiles. Esta computadora no tiene acentos ni la importantisima letra espanola.

    JF

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Más que falta de tiempo es el mallarmeano miedo a la página en blanco. Me ha pasado siempre. Alterno períodos productivos con otros de sequía.

      Estupendo lo de tu galería, espero saber más de ella. Y, por descontado, si vienes a España espero que nos encontremos. Si te desvías hacia Salamanca hay mucho que ver.

      Un abrazo, amigo.

      Eliminar